martes, 25 de agosto de 2009

NADA ES LO QUE PARECE

Y de eso la política puede dar muchos ejemplos. La elección de este fin de semana, da para decir demasiado desde cada uno de los sectores que se encontraron en la contienda. Al parecer todos son ganadores, pero a la vez cada ganador explica por que el otro es perdedor, independientemente de la ubicación en el cuadro final de los datos escrutados. 
Los números fríos mandan una interpretación estadística; del total de los votos emitidos, un 22,03% le dio la victoria al MPN, les sigue muy cerca el UNE, con un 21,76%, más atrás Juntos por la Ciudad con un 16,50%, Recrear con un 10,10% y Libres del Sur con 9,23%. De esto surge que el MPN gana 3 (tres) concejales, UNE 2 (dos), JPC 2 (dos) y Recrear y Libres del Sur 1 (uno) cada uno. Lo que da en la composición final de concejales, o nueva para ser más precisos, 8 (ocho) de MPN –mayoría parlamentaria, pero sin Quórum propio-, 4 (cuatro) para UNE –segunda minoría-, 3 (tres) para JPC –oficialismo puro-, 2 (dos) para Recrear y 1 (uno) para Libres del Sur –oficialismo díscolo-. De esto podemos decir que el MPN ha “perdido” su mayoría con quórum que tuvo hasta el domingo, ya que tiene dos concejales menos; que UNE se consolida como fuerza de coalición, mejor posicionada que el oficialismo de JPC, que perdió el espacio de conducción restando ventaja frente a las otras fuerzas de co-gobierno. Y que surge una nueva derecha que suma votos y concejales (recrear), mientras que las organizaciones de carácter social (que deberían ser “la izquierda”), no pueden sumar más allá del modesto espacio de Mercedes Lamarca. Planteado así es una clara victoria de la derecha, ya que mantiene la mayoría del concejo, con MPN, UNE y Recrear. Y un rotundo fracaso de la “izquierda” que no pudo sumar más que a Lamarca, como sector más moderado en relación al PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas) que sacó el 1,39%, Nueva Izquierda con 0,74%, PO (Partido Obrero) con 1,70%. 
No obstante el análisis estadístico, surge otro, el político, en relación al comportamiento y los pormenores que se vivieron en relación al acto electoral. 
Es así que podemos observar que los votos emitidos no son más que el 55,65% del total del Padrón (no votaron más de 70.000 personas –aproximadamente-) y si consideramos que el caudal de votos de las primeras fuerzas no es mayor a 21.000 electores, se puede pensar que estas elecciones además de votantes carecen de legitimidad. Entonces, ¿Quién gana?.
Algunos podrían decir UNE, que siendo una fuerza nueva en lo político, ha logrado en pocos años disputar una elección al partido provincial, y que en lo inmediato goza del privilegio de ser la segunda minoría, lo que le da amplia independencia de Farizano. Sin embargo, han logrado 20.000 votos, en una elección en la que se presume que han recibido apoyo del sector blanco del MPN y en la que han gastado más de 2,5 millones de pesos, según afirma Heriberto Chureo, el candidato del MUN –que solo saco un 2,94%-. De ser cierto esto, no solo carecerían de voto propio, si no de estrategia financiera, ya que han pagado más de $123, por cada sufragio.
Otros, en cambio, afirman que el verdadero ganador –y sorpresa- de esta elección es Leandro Lopez Koening, el joven exponente de la derecha neoconservadora y neoliberal. Quien sin hacer mucha campaña mediática logró fijar en la agenda electoral “la campaña limpia, en una ciudad limpia”, y condicionar el accionar de sus rivales, así como también superar el techo de Marcelo Bermudez y conquistar ampliamente el voto del centro de la ciudad. 
Lo que no parece evaluarse como una “victoria” es la primera posición del MPN, quien en esta elección parece haber jugado a ver quien pesa más en la oposición. Lo que es verdaderamente llamativo. Una fuerza que se caracteriza por la movilización del aparato, que les permite garantizar el triunfo de cualquiera, sea Jalil, Brillo o una mortadela bocha; no logró superar su piso histórico. Pero no solo eso, si no que no pudo despegarse de su inmediato competidor, UNE. Si esto se obedece a una sutil estrategia o a la fatalidad del destino, solo podrá comprobarse con el tiempo próximo. En el cual estará obligado a mostrarse como una fiera en llamas, para recuperar una ciudad esquiva desde hace 10 años, o perder frente a los que lo enfrenten. 
En definitiva, ha sido una elección atípica como pocas: no solo por el nivel de participación, que parece más determinado por el hartazgo ante la teatralización de la política que por las condiciones climáticas. También porque no definió nada de lo que pensabase, iba a definir. El MPN sigue siendo la fuerza que gana las elecciones, y que conserva la mayoría en el deliberante.
Sin embargo, podría afirmarse que si hay un perdedor es el actual Intendente Martín Farizano, quien no pudo definir con su condescendencia pura la mayoría del concejo, ni impedir el despegue de dos de las fuerzas que originariamente lo acompañaban (UNE y Libres del Sur). Ambos espacios están en condiciones propias de doblegar al Poder Ejecutivo, con el pretexto del consenso. Y el Ejecutivo en la disyuntiva de conceder para gobernar o dar un giro y cerrar con el MPN para frenar el crecimiento de estos. A lo que debe sumarse la imposibilidad, ya no potencial sino real, de aspirar a un nuevo mandato. De la coalición Mansilla busca un estatus propio y Parrilli, como quien no quiera la cosa, ha bendecido a Dario Martinez como el candidato de la Presidencia de la Nación. 
Escenario crispado, conspiraciones armadas al amparo del consenso y un enemigo que parece querer esperar antes que enfrentar, son las claves de una ciudad que de llegar al 2011, lo hará de forma muy diferente a la actual. 

Jorge Alvarez


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