El partido hace tiempo
que tiene pendiente una de las tareas más importantes que se requieren para la
construcción de poder popular en aras de la conquista del poder político: la
formación de cuadros militantes para la organización.
Si bien en este
sentido hay precedentes valiosos como los talleres de “Interpretación de la
realidad social” de la localidad de Neuquén o las “Jornadas de Economía Social”
que se realizaron en Chos Malal, entre otras, el Movimiento carece de una
conducción estratégica en cuanto a la formación de cuadros y dirección política
e ideológica que esta debe tener, lo que hace que las experiencias se
manifiesten de forma aislada y con sectoriales interpretaciones de los
contenidos y objetivos, lo que pudiendo beneficiar la heterogeneidad de la militancia,
perjudica la consolidación del discurso y la base de nivelación de nuestra
estructura.
En cuanto a la
conducción actual vigente hasta noviembre de 2011, los méritos no han sido del
todo loables en materia de formación de cuadros. El anterior Secretario de
Capacitación, hoy en andares distintos de los nuestros, no cumplió con las
tareas que a su rol le cabían y muchas de las discusiones coyunturales que hacia
adentro del partido se tuvieron, sobre todo por acción del gobierno nacional, y
que podrían haber desencadenado un punto de partida para definiciones políticas
estructuras (y no solo de sus conductores) no fue para nada aprovechada.
Quien desempeñaba
el cargo en esos momentos, sabrá cuales fueron las razones que lo contuvieron
de actuar. Hoy el panorama es distinto. Tenemos un Secretario de Capacitación
que no solo es de los históricos dirigentes de nuestro partido, sino que es una
persona que tiene, en su haber, pergaminos que nos inducen a creer que es quien
mejor puede desempeñarse en el puesto, no solo en lo que resta de mandato para
la conducción actual, sino también a posteriori. No obstante, las
construcciones son colectivas, y una sola persona no puede garantizar, en
ningún aspecto, tareas que son de necesidad y orden general.
En vistas de
esto es que se hace necesario plantear, y en algunos casos replantear, cuál es
la posibilidad real de actuar en la cuestión de formación política de cuadros,
de acuerdo al estado del partido, sus recursos (humanos y económicos) y el año
particular que nos tocará vivir, que nos conducirá inexorablemente a priorizar
(con justa razón) la contienda electoral de la provincia y la nación.
CONSIDERACIONES
GENERALES
Qué es un cuadro
político. Definición.
Cuadro Político
es aquel militante que ha alcanzado cierto desarrollo intelectual en diversos
temas vinculados a la política como eje rector, economía, historia, sociología,
filosofía, etc. Que los aplica críticamente en su vida práctica de acuerdo a
las circunstancias que le tocan vivir y que a su vez, formula y reformula lo
entendido de acuerdo a las experiencias de las que se nutre. No es un individuo
aislado, es decir, no puede ser sin el otro, ni sin la organización que lo
contiene, lo representa y le da directivas de acción. No obstante, es un
librepensador, heterodoxo, respetuoso de las posturas ajenas pero firmemente
convencido de sus principios y valores.
Asimismo, es un
espécimen moral a la altura de las circunstancias, ya que todo su capital
político está puesto al servicio de la transformación y esta, como tal, demanda
la participación del pueblo que él alentará con su pensamiento, acción y
ejemplo. Es un sujeto crítico constructivo y reflexivo de las experiencias
populares.
Su condición de
militante, lo predispone al trabajo, y su capacidad de acción, lo sitúa en el
lugar de organizador, de impulsor de avances, sea en el seno del partido, como
en el seno del pueblo. No está demás aclarar que si bien es condición necesaria
para el cuadro político ser militante (ya que somos lo que estamos siendo
mientras actuamos en relación a los demás y hacia nosotros mismos), no todo
militante es un cuadro político.
Transformación
del militante. Camino hacia el cuadro.
Como se decía
anteriormente, no todo militante es cuadro pero si todo cuadro es militante.
Teniendo la condición de cuadro, es fácil mantener en el tiempo la organización,
los problemas aparecen cuando la organización solo cuenta con militantes. ¿Qué
hacer en esas situaciones? Es la primera pregunta que puede aparecer. En esto,
cumple un rol protagónico el partido y la conducción del mismo. Ya que estos
como Vanguardia de la militancia, son los que deben allanar el camino en vistas
de que puede producirse la transformación.
Va de suyo, que
la conducción del partido debe estar integrada mayoritariamente por cuadros,
siendo los militantes minoría, ya que de lo contrario, no habrá avance posible.
Siendo la
conducción vanguardia de la militancia (despojemos al término de adjetivos como
“iluminada” y entendámoslo en su real acepción: parte del ejercito que está
delante de la guardia) es su deber crear condiciones para que las bases
militantes puedan dar el salto cualitativo que les permita convertirse en cuadros.
Las conducciones que no propician este tipo de políticas son propensas a caer
en el personalismo, la burocratización y el enquistamiento en los espacios de
poder.
Para evitar
languidecer en la mediocridad, toda organización que se precie como tal debe
volcar, en la medida de sus posibilidades, recursos que permitan que los
responsables de las tareas de formación, lleven adelante la concientización de
los militantes. Para lo cual, no solo se precisan recursos económicos, sino también
de carácter conceptual, el militante para convertirse en cuadro, precisa de
guía que descubra el velo del camino que irá haciendo en su andar
laboral-reflexivo.
Programa de
acción. Rol de la conducción.
Si una guía
clara no quita el velo para la autoformación del militante, este corre riesgo
de caer en el dogmatismo, en las falacias ideológicas o en la desilusión. El rol
claro y consciente de la conducción es el que garantizará que ningún militante
sea llevado a la inmoralidad, el vacio y la oscuridad.
Es necesario,
entonces, que la conducción tenga claros parámetros de pensamiento. No es bueno
ofrecer algo cerrado, indiscutible-indiscutido, ya que atenta contra la
integridad moral de los militantes, pero tampoco es bueno que, por querer ser
heterogéneos, se ofrezca un manual al estilo escolar primario, donde todo sea
igual a todo y nada tenga particularidad en lo más mínimo.
Para esto, en
una instancia previa, la conducción debe definir que es lo que quiere como tal,
con el partido y como en base a los objetivos estratégicos que se plantean se
ofrece un programa de formación que permita la descentralización hegemónica de
los contenidos para que sean aplicados, discutidos e incorporados en todos los
planos de construcción que el partido tenga.
Sin ánimo de
querer ir más rápido que lo que el sulqui da, es bueno dejar como consideración
general la de armar un programa que permita atacar los distintos estados de
consciencia que hay en nuestra estructura. Uno para los simpatizantes que
gustan de lo que somos y quieren saber que es lo que proponemos. Otro para los
militantes que quieren convertirse en cuadros políticos y otros para los
cuadros políticos que quieren consolidar su formación. Claro que esto no es tarea
exclusiva del Secretario de Capacitación, sino del equipo que este pueda llegar
a formar, para materializar el objetivo.
Descentralización
hegemónica. Que entendemos por esto.
La
descentralización hegemónica es la metodología de trabajo que debe seguir la
conducción del partido para manejarse al menos en lo que a formación se
refiere.
Esta consiste
en discutir hacia adentro de la conducción cuales son los ejes de desarrollo
macropolíticos por medio de los cuales se regirá el partido durante el tiempo
que marque como propicio para hacerlo. Estos aspectos generales y en “abstracto”
son los que las bases del partido y las distintas conducciones que están por
debajo de la provincial deben “concretar”
en sus lugares de trabajo de acuerdo a las circunstancias materiales y el
desarrollo de las fuerzas sociales que allí exista.
Será esta
metodología una especie de planificación estratégica de cara a consolidar los
aspectos que el partido considere necesario en vistas de cumplir con el
objetivo de construir poder popular para la toma del poder político en la provincia. El diseño
estratégico estará en manos de la conducción provincial, hegemónicamente, por
eso su nombre, mientras que los demás órganos deberán materializar en concreto
los trazados.
Consideraciones
finales.
Como bien puede
verse, desde esta perspectiva la formación de cuadros está completamente
vinculada con el proyecto político del partido. No hay posibilidad de concretar
proyecto político sino a través de cuadros que puedan construirlo, difundirlo y
defenderlo, por esto es necesario que se considere el tema con seriedad, si es
que verdaderamente queremos tener posibilidades de materializar algo.
La discusión se
vuelve sobre todo importante en este contexto en el cuál estamos obligados a
posicionar el partido en alguna de las veredas que pretenden oponerse
“políticamente” al Movimiento Popular Neuquino en las elecciones de este año.
Hacia dentro de
nosotros vemos posturas encontradas, unos pretenden acompañar a FARIZANO, otros
al candidato o candidata del PJ. A nivel nacional tenemos desde el 2003
definido un acompañamiento, primero critico, luego completo, al gobierno
nacional de Néstor-Cristina.
No obstante,
huelga discutir si estos acompañamientos a distintos actores de la política
tradicional serán eternos o se rediscutirán en vistas de capitanear nuestro
propio barco. Un análisis real de nuestras posibilidades de partido marca que
en lo inmediato el desarrollo de nuestras propias fuerzas no nos brinda el
margen suficiente como para gravitar con peso en el escenario de la provincia. Aunque,
como todo, solo es situación de momento.
Discutir hacia
donde queremos ir, con quienes y de que forma lo vamos a hacer, cuestión que
parece quedar muy por encima de cómo definimos una plataforma meramente
electoral, la funcionalidad (o no) que nosotros mismos nos damos a través de
nuestra carta orgánica y como formamos cuadros políticos, son algunos de los
interrogantes que tenemos que plantear si es que queremos sobrevivir a la
nacionalización de la política y de las estructuras organizativas.
En cuanto a los
cuadros, es bueno recordar lo que de ellos decía Ernesto Guevara, nunca tan
oportuno para la cita:
“El cuadro es
la pieza maestra del motor ideológico que es el Partido Unido de la Revolución. Es lo
que pudiéramos llamar un tornillo dinámico de este motor; tornillo en cuanto a
pieza funcional que asegura su correcto funcionamiento, dinámico en cuanto a
que no es un simple trasmisor hacia arriba o hacia abajo de lemas o demandas,
sino un creador que ayudará al desarrollo de las masas y a la información de
los dirigentes, sirviendo de punto de contacto con aquéllas. Tiene una
importante misión de vigilancia para que no se liquide el gran espíritu de la
Revolución, para que ésta no duerma, no disminuya su ritmo. Es un lugar
sensible; transmite lo que viene de la masa y le infunde lo que orienta el
Partido.”
El cuadro,
columna vertebral de la revolución
(Ernesto Che
Guevara, 1962)