El rescate de algunos tripulantes del Crucero General Belgrano. Mayo 1982. |
Cuando
el 30 de marzo de 1982 la CGT de Ubaldini movilizaba a la plaza de
Mayo reclamando “paz, pan y trabajo” la dictadura militar se
encontraba en un momento de alta complejidad política. Tres
elementos pueden señalarse en ese sentido: la erogación de su base
de sustentabilidad social (sectores medios, empresariado nacional
precarizado y arruinado por el capital extranjero, entre otros), la
crisis política hacía dentro de la Junta (se había removido a
Videla por la puja de sectores y habiendo pasado Roberto Eduardo
Viola, terminó la “misión” el Gral. Leopoldo Fortunato
Galtieri) y la constante presión de gremios, agrupaciones y
organismos de Derechos Humanos que con una fuerte campaña nacional e
internacional habían hecho mella en la “credibilidad” de la
Dictadura.
En
ese contexto, la marcha fue contundentemente reprimida. Los
dirigentes gremiales que la organizaron cayeron presos y los
trabajadores tuvieron que replegarse en medio de gases y balas de
goma. Pese a ello, algo se había roto.
El
2 de abril, la plaza volvió a llenarse. Esta vez no para reclamar,
sino para vitorear al Gral. Galtieri. La Junta Militar había tomado
la decisión de “recuperar” el territorio patrio. “Las
Malvinas” largamente Argentinas, volvían a ser nuestras. La
multitud sonreía y se emocionaba; era vox populi que estábamos
haciendo historia. Incluso, estaba la idea de que pudiendo contar con
el apoyo de Estados Unidos, la guerra sería un trámite que nos
daría paso a una disputa tal vez menos importante, pero más
sentida: La guerra con Chile, eterno adversario cordillerano.
Muy
pocos en ese momento pensaron que estábamos equivocados.
El
pasado 2 de mayo, se conmemoró un nuevo Aniversario del Hundimiento
del Buque General Belgrano, crucero de la Armada Argentina perforado
por el ataque de un submarino ingles, pese a estar por fuera de la
zona de conflicto. Allí murieron 323 tripulantes, entre ellos, Mario
Flores, padre de un joven neuquino (Mario Flores Monje) que ha tomado
el hábito de dar conferencias para recordar un crimen de guerra tan
ruin, como completamente irreparable. De hecho, fue el episodio que
más bajas le provocó al Ejercito en combate.
A
esta altura de los acontecimientos, es una obviedad decir que han
pasado ya 34 años de la “gesta de Malvinas”. Por suerte (y
esfuerzo de muchos) la reivindicación de la Soberanía sobre las
Islas ha ido retirándose del terreno “militar-bélico” para
posicionarse, muy lentamente, en un campo “democrático-diplomático”.
En un pasado reciente hablar de Malvinas era “castrense” y hoy no
sin peleas puede ser parte de la conformación del ideario nacional,
institucional y democrático.
Tal
vez, ese sea el desafío de los nuevos tiempos. Pensar Malvinas como
parte de nuestra compleja historia, sin renunciar a los reclamos, sin
ceder en el territorio y sin negar, que en tiempos de Dictadura, los
combatientes de ese fatídico 2 de abril, no estuvieron exentos de
sufrir violaciones a los Derechos Humanos. Muchas de ellas como las
que les tocó padecer a los argentinos y argentinas que en suelo
continental tenían suprimidos sus derechos y garantías
constitucionales.
La
guerra en números.
Comenzó
el 2 de abril de 1982
Termino
el 14 de junio de 1982
Días
de Guerra: 73.
Murieron
aproximadamente 900 combatientes.
Cerca
de 650 del lado Argentino.
323
de ellas con el hundimiento del Crucero Gral. Belgrano.
Al
fecha se contabilizan aproximadamente 480 suicidios de
ex-combatientes.