Carlos y Sandra. Hermosa postal de amor. |
A veces pienso que te conocí
que hablamos interminablemente
de reuniones interminables
a las que con el tiempo
nos acostumbramos.
Pienso también que coincidimos:
* En la caracterización de la burocracia,
* en la distinción del enemigo,
* en la mezquindad de los dirigentes
* y en la necesidad de reunirnos,
pese todo, coincidimos.
Regularmente, sueño cuando nos dispararon,
cuando nos hirieron, siento.
Cuando caimos y no nos levantamos,
cuando perdimos dos hijas, veo.
Veo muchos compañeros y sus gritos
casi ahogados, yo los siento.
Pero mi sueño, se hace difuso,
porque no te encuentro, un lunes 9
o un martes 10, caminando
como si quisieras, por que no?
como si pudieras.
Pienso que tu caída, es quizás, la mía
porque no te conocí
porque nunca coincidimos
porque nunca compartimos:
* una charla,
* un mate,
* un carancho
o simplemente un hijo de puta.
Entonces pienso
en vos, pienso
en como te mataron,
en la intelectualidad de los gatillos,
en esa herida en tu costado.
Pienso, pienso, pienso
y no perdono cruel destino...
no haber sido uno, quien pudiera
teñir de purpura los ríos
tapar a manos limpias tu campera.
que hablamos interminablemente
de reuniones interminables
a las que con el tiempo
nos acostumbramos.
Pienso también que coincidimos:
* En la caracterización de la burocracia,
* en la distinción del enemigo,
* en la mezquindad de los dirigentes
* y en la necesidad de reunirnos,
pese todo, coincidimos.
Regularmente, sueño cuando nos dispararon,
cuando nos hirieron, siento.
Cuando caimos y no nos levantamos,
cuando perdimos dos hijas, veo.
Veo muchos compañeros y sus gritos
casi ahogados, yo los siento.
Pero mi sueño, se hace difuso,
porque no te encuentro, un lunes 9
o un martes 10, caminando
como si quisieras, por que no?
como si pudieras.
Pienso que tu caída, es quizás, la mía
porque no te conocí
porque nunca coincidimos
porque nunca compartimos:
* una charla,
* un mate,
* un carancho
o simplemente un hijo de puta.
Entonces pienso
en vos, pienso
en como te mataron,
en la intelectualidad de los gatillos,
en esa herida en tu costado.
Pienso, pienso, pienso
y no perdono cruel destino...
no haber sido uno, quien pudiera
teñir de purpura los ríos
tapar a manos limpias tu campera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario