viernes, 6 de mayo de 2016

MALVINAS ¿en el horizonte de la democracia?

El rescate de algunos tripulantes del Crucero General Belgrano. Mayo 1982.

Cuando el 30 de marzo de 1982 la CGT de Ubaldini movilizaba a la plaza de Mayo reclamando “paz, pan y trabajo” la dictadura militar se encontraba en un momento de alta complejidad política. Tres elementos pueden señalarse en ese sentido: la erogación de su base de sustentabilidad social (sectores medios, empresariado nacional precarizado y arruinado por el capital extranjero, entre otros), la crisis política hacía dentro de la Junta (se había removido a Videla por la puja de sectores y habiendo pasado Roberto Eduardo Viola, terminó la “misión” el Gral. Leopoldo Fortunato Galtieri) y la constante presión de gremios, agrupaciones y organismos de Derechos Humanos que con una fuerte campaña nacional e internacional habían hecho mella en la “credibilidad” de la Dictadura.

En ese contexto, la marcha fue contundentemente reprimida. Los dirigentes gremiales que la organizaron cayeron presos y los trabajadores tuvieron que replegarse en medio de gases y balas de goma. Pese a ello, algo se había roto.

El 2 de abril, la plaza volvió a llenarse. Esta vez no para reclamar, sino para vitorear al Gral. Galtieri. La Junta Militar había tomado la decisión de “recuperar” el territorio patrio. “Las Malvinas” largamente Argentinas, volvían a ser nuestras. La multitud sonreía y se emocionaba; era vox populi que estábamos haciendo historia. Incluso, estaba la idea de que pudiendo contar con el apoyo de Estados Unidos, la guerra sería un trámite que nos daría paso a una disputa tal vez menos importante, pero más sentida: La guerra con Chile, eterno adversario cordillerano.

Muy pocos en ese momento pensaron que estábamos equivocados.

El pasado 2 de mayo, se conmemoró un nuevo Aniversario del Hundimiento del Buque General Belgrano, crucero de la Armada Argentina perforado por el ataque de un submarino ingles, pese a estar por fuera de la zona de conflicto. Allí murieron 323 tripulantes, entre ellos, Mario Flores, padre de un joven neuquino (Mario Flores Monje) que ha tomado el hábito de dar conferencias para recordar un crimen de guerra tan ruin, como completamente irreparable. De hecho, fue el episodio que más bajas le provocó al Ejercito en combate.

A esta altura de los acontecimientos, es una obviedad decir que han pasado ya 34 años de la “gesta de Malvinas”. Por suerte (y esfuerzo de muchos) la reivindicación de la Soberanía sobre las Islas ha ido retirándose del terreno “militar-bélico” para posicionarse, muy lentamente, en un campo “democrático-diplomático”. En un pasado reciente hablar de Malvinas era “castrense” y hoy no sin peleas puede ser parte de la conformación del ideario nacional, institucional y democrático.

Tal vez, ese sea el desafío de los nuevos tiempos. Pensar Malvinas como parte de nuestra compleja historia, sin renunciar a los reclamos, sin ceder en el territorio y sin negar, que en tiempos de Dictadura, los combatientes de ese fatídico 2 de abril, no estuvieron exentos de sufrir violaciones a los Derechos Humanos. Muchas de ellas como las que les tocó padecer a los argentinos y argentinas que en suelo continental tenían suprimidos sus derechos y garantías constitucionales.


La guerra en números.

Comenzó el 2 de abril de 1982
Termino el 14 de junio de 1982
Días de Guerra: 73.
Murieron aproximadamente 900 combatientes.
Cerca de 650 del lado Argentino.
323 de ellas con el hundimiento del Crucero Gral. Belgrano.
Al fecha se contabilizan aproximadamente 480 suicidios de ex-combatientes.

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