martes, 29 de diciembre de 2015

XXXIII



La última cena de Leonardo da Vinci.-


Te concedo, si permite semejante osadía
haber nacido en diciembre, para el solsticio de los Romanos

Aunque muchas lo negaron
la afirmación de tu nombre
ha trascendido las barreras impolutas
de la eternidad

Poco importa si tuviste barba
mucho menos si tuviste bigote
si tus ojos fueron negros,
grises o marrones, a nadie interesa.

Lo mismo que tu nombre
Joshua, Jésus, Cristo...
¿qué más da?

Dicen que fuiste verbo y
tal vez aún lo seas.

Me quedo con el recuerdo, de tu rostro
largamente repetido en otros rostros:
para mi fuistes en Carlos, también en Maxi,
y pienso que moriste con Ernesto...

Además me quedo con tus palabras y tus discursos:

"los ricos no entrarán en el reino de los cielos" planteaste.

También dijiste que "el Reino de los Cielos pertenece a los pobres"
y que los mercaderes que vendían baratijas en el templo
eran unos hijos de puta.

Hoy tal vez estemos necesitando eso,
alguien que nos diga que devinimos en simples mercaderes
que en vez de traer pan,
nos quedamos mirando los peces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario